El proyecto afronta el reto, planteado por el promotor, de acomodar el máximo número de viviendas posibles, teniendo en cuenta las restricciones normativas de la zona y la poca superficie del solar. El volumen se adapta a la escala de las calles Bravo Murillo y Aníbal y responde, con su fachada, de forma distinta a cada una de ellas.
La esquina del edificio se convierte en una arista casi desmaterializada mediante la disposición de ventanas en ángulo, que amplifican las vistas y aprovechan las condiciones del solar.
La fachada se resuelve con sistema Aquapanel de Knauff de junta seca, con tres capas de aislante, lo que, combinado con ventanas de vidrio de alta calidad, garantiza un aislamiento óptimo en condiciones de verano e invierno. Las líneas marcadas en el mortero flexible de terminación aportan una mayor vibración y ritmo a la fachada.
El zócalo de ladrillo color antracita de La Paloma, sirve como apoyo visual y conceptual del proyecto, y alberga el garaje, el portal y un local en esquina de doble altura con grandes aperturas a la calle.
Los huecos, siempre de gran tamaño, se disponen con un ritmo no repetitivo, pero sí armónico, variando en dimensiones, disposición y formato según las necesidades del interior de la vivienda y generando un alzado exterior que enriquece el barrio, aportando dinamismo y modernidad.
Las viviendas, de pequeño tamaño, respondiendo a la demanda universitaria de la zona, se articulan a partir de un núcleo central de servicios con los cuartos húmedos, rodeado de espacios vivideros, todos bañados con iluminación natural y maximizando su relación con el exterior gracias al tamaño de las ventanas.
Fotografías: Hiperfocal
METROS CUADRADOS
de superficie
En ejecución
PORCENTAJE EQUIPO
involucrado