El proyecto afronta el reto de acomodar el máximo número de viviendas posibles, teniendo en cuenta las restricciones normativas de la zona. El volumen se adapta a la escala de las calles Bravo Murillo y Aníbal y responde, con su fachada, de forma distinta a cada una de ellas.
La esquina del edificio se convierte en una arista casi desmaterializada mediante la disposición de ventanas en ángulo, que amplifican las vistas y aprovechan las condiciones del solar.
La fachada ventilada se resuelve con paneles prefabricados con relieve, dispuestos de tal forma que su superficie cambia según la incidencia de la luz solar, convirtiéndola en un plano vivo y variable. El zócalo de chapa ondulada negra, sirve como apoyo visual y conceptual, y tras él se encuentra un gran local en esquina casi completamente abierto a la calle.
Los huecos se disponen con un ritmo no repetitivo pero sí armónico, variando en tamaño, disposición y formato según las necesidades del interior de la vivienda y generando una riqueza exterior materializada en voladizos, balcones, galerías y terrazas. Las viviendas, de pequeño tamaño, respondiendo a la demanda universitaria de la zona, se articulan a partir de un núcleo central de servicios con los cuartos húmedos, rodeado de espacios vivideros, todos bañados con iluminación natural y maximizando su relación con el exterior.
METROS CUADRADOS
de superficie
En ejecución
PORCENTAJE EQUIPO
involucrado